Qué pasó
En los últimos años, las conductas autolesivas sin intención suicida han aumentado de forma preocupante entre adolescentes. Estas acciones suelen aparecer como una forma de aliviar emociones intensas o malestar psicológico, y se asocian con mayor riesgo de ideación suicida.
Un estudio reciente realizado en el área metropolitana de Nuevo León (México) analizó cómo la exposición a contenidos sobre autolesión y suicidio en redes sociales se relaciona con la aparición de estas conductas.
La investigación buscó determinar el peso predictivo de cuatro factores:
- traumas infantiles,
- desregulación emocional,
- presión de pares,
- y uso de redes digitales.
Cómo lo hicieron
El equipo evaluó a 351 estudiantes de secundaria (65% mujeres, entre 11 y 15 años) de escuelas públicas y privadas.
Se aplicó una batería de seis instrumentos estandarizados que evaluaban:
- la frecuencia, tipo y función psicológica de las conductas autolesivas,
- la presencia de pensamientos, planes o intentos suicidas,
- el grado de desregulación emocional (dificultad para reconocer, tolerar o controlar emociones intensas),
- la importancia que los adolescentes atribuyen a la opinión de amigos y padres al tomar decisiones, y
- la historia de experiencias adversas en la infancia, como maltrato físico, emocional o sexual.
Además, los autores diseñaron un cuestionario propio que midió la exposición a contenido digital sobre autolesión y suicidio (videos, publicaciones, foros y redes sociales).
Los datos se analizaron con métodos estadísticos correlacionales y de regresión múltiple, buscando qué variables predecían de forma significativa la conducta autolesiva.
Qué encontraron
El 67.5% de los adolescentes reportó haberse autolesionado alguna vez, una cifra que duplica las estimaciones internacionales. Más de la mitad reconoció pensamientos de muerte y el 46% refirió ideación suicida.
El análisis estadístico mostró que la exposición a contenidos sobre autolesión y suicidio en redes sociales fue el factor más predictivo de estas conductas, por encima de la desregulación emocional, la presión de pares o los traumas infantiles.

Por qué importa
El hallazgo señala un cambio en los factores de riesgo: el entorno digital se ha convertido en un espacio de contagio social y desensibilización ante la autolesión.
Ver, comentar o compartir este tipo de contenido puede normalizar la conducta y retrasar la búsqueda de ayuda profesional.
Identificar este impacto permite replantear las estrategias de prevención y educación digital en salud mental.
Reflexión final
La prevención de la autolesión adolescente requiere una coordinación constante entre familia, escuela y profesionales de la psicología.
Más que limitar el acceso a las redes, es necesario enseñar a reconocer, expresar y regular las emociones, así como fomentar un uso crítico de los entornos digitales.
Comprender estos mecanismos permite orientar mejor las intervenciones educativas y clínicas.
Referencia
Quiroga-Garza, A., Ochoa Vera, F., de la Garza Chapa, A. L., Ibarra Almaguer, P. A., Becerra Pérez, E., Hernández Hernández, M., & Durán Treviño, A. G. (2025). Risk of self-injurious behavior increases in adolescence: new findings. Frontiers in Psychology, 16, 1563027. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2025.1563027

Hago terapia psicológica.
Autor de materiales de intervención psicológica.
Psicólogo General Sanitario.
Máster en Análisis Funcional del Comportamiento.
Especialista en Neuropsicología.
Nº Col.: M-20855

